El Ministerio de Salud de la Franja de Gaza informó que al menos 106 personas fueron asesinadas y 393 resultaron heridas a causa de ataques de la ocupación israelí durante las últimas 24 horas, lo cual elevó a 54.880 la cifra de civiles exterminados por Tel Aviv desde el 7 de octubre de 2023 a la fecha.

A través de un comunicado, la autoridad sanitaria dio cuenta de «por lo menos 106 mártires en las últimas 24 horas por fuego de la ocupación (Israel) desde el amanecer en ataques separados» y detalló que el número de gazatíes heridos subió a 125.341, mientras unas 10.000 personas se reportan desaparecidas, presumiblemente bajo los escombros causados por los cruentos bombardeos de la ocupación.

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Estos incidentes se suman a una escalada de violencia generalizada en el enclave por parte de la entidad sionista. Los hospitales de Gaza informaron de aproximadamente 95 mártires y más de 300 heridos en solo dos días. Las fuerzas de ocupación continúan atacando zonas civiles y lugares de distribución de ayuda como parte de su genocidio en curso.

Según el Ministerio de Sanidad de Gaza, los ocupantes mataron al menos a cinco civiles que aguardaban en puntos de reparto de comida en Rafah y Netzarim. La primera víctima mortal se registró en Wadi Gaza, cerca del corredor de Netzarim, donde miles de gazatíes se reunieron tras el anuncio de la Fundación Humanitaria para Gaza (GHF), respaldada por EE.UU., de la reapertura de su centro de distribución.

Tras una breve hora de reparto, la GHF cerró el centro, lo que provocó altercados. Contratistas estadounidenses de la fundación habrían lanzado gas pimienta contra los gazatíes, y poco después, la ocupación israelí abrió fuego cerca del punto de distribución. Según testigos, mataron a un gazatí e hirieron a cerca de 15.

Otras cuatro víctimas mortales se reportaron cerca del centro de distribución de Tel Al Sultán, en Rafah, donde una multitud similar esperaba ayuda. La GHF había atribuido el cierre previo de los centros a amenazas de Hamás, acusando al grupo islamista de intentar frustrar el proyecto israelí de distribuir ayuda sin mediación de la ONU.

Este sábado se reportaron nuevas masacres. Un estimado de 15 personas murieron y varias resultaron heridas en un bombardeo aéreo contra una casa en el barrio de Al-Sabra, al sur de la ciudad de Gaza. Otra incursión aérea en Al-Ibsi, Al-Tuffah, también dejó civiles muertos y heridos. Además, ocho ciudadanos fueron asesinados por fuego israelí cerca de un «centro de ayuda» al oeste de Rafah, y un ataque con dron en Khan Yunis cobró otra vida.

Mahmoud Basel, portavoz de Defensa Civil Palestina, describió el bombardeo de una casa en Sabra, que mató a al menos 16 personas, incluyendo mujeres y niños, como una «masacre en toda regla», señalando que no hubo advertencia previa.

Hamed Keheel, un palestino desplazado, lamentó que, en lugar de celebrar la festividad de Eid al-Adha, se vieron obligados a rescatar cuerpos de mujeres y niños bajo los escombros, evidenciando la brutalidad de los ataques israelíes.

La ONU y la mayoría de las organizaciones humanitarias han rechazado en varias ocasiones este nuevo sistema de distribución, argumentando que carece de neutralidad y obliga a los palestinos a desplazarse largas distancias para acceder a la ayuda, en contraste con los más de 200 puntos que operaban anteriormente.

Esta situación subraya la extrema precariedad y el caos en la distribución de asistencia, exacerbando la desesperación de una población al borde de la hambruna.

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